AGUA, ESE VITAL ELEMENTO!Elemento vital y estratégico del cual en nuestro pais se conoce poco y se habla menos.Por el Agr. Juvenal GuevaraEl agua dulce, es sin lugar a dudas la mayor riqueza del planeta, es el elemento imprescindible y fundamental para la vida. Tiene en el mismo una desigualdad distributiva aun mayor que la riqueza material. Del total consumido, el 85% lo es por el 12% de los seres humanos que habitan la Tierra.Viene a cuento tener presente que de los 1.400 millones de km3 de agua que conforman el planeta Tierra (un metro cúbico es igual a mil litros), solamente un 2,5% es de agua dulce, el 97,5% restante es agua salada que tornarla potable, además de la complejidad que supone, su costo sólo podría ser soportado por los países más ricos de la tierra.
Los países centrales, los europeos y Estados Unidos de América, entre otros, padecen ya de la escasez de agua dulce, con el agravante que la contaminación de la misma es de proporciones alarmantes. En Europa, solamente el 9% de sus más importantes ríos, no están contaminados. No es casual que países de ese continente estén instalando papeleras, industrias contaminantes si las hay, en nuestro vecino Uruguay, por ejemplo. En EE.UU, el 40% de los ríos y lagos padecen el mismo problema, otro tanto el acuífero Ogallala, que se extiende desde Dakota del Sur (centro de EE.UU) hasta Texas en el sur. El uso desmedido y los agrotóxicos son los grandes responsables, por obra y gracia de la acción inconsciente y depredadora del hombre, de matar el agua.
El continente americano, con solamente el 12% de la población mundial, contiene el 47% del total de las reservas de agua dulce del mundo. Nuestra América Latina, cuyos países están sumergidos o algunos en calidad de “emergentes” como nos han dado en bautizar las grandes potencias a Brasil y a Argentina por solo citar algunas naciones, tenemos, hasta ahora, la enorme suerte de tener agua dulce en superficie y subterránea para abastecer de tan vital elemento al total de su actual población y a la futura.
Esto no quiere decir que todos los habitantes de América Latina en general y Argentina en particular, gocen de un reparto equitativo, pero esto si bien es muy grave, es solucionable a bajo costo, sobre todo considerando que implica nada más y nada menos, que hace a la vida de seres humanos.
El gozar de tamaña gracia de la naturaleza, y aunque esto parezca una incongruencia, nos ha transformado en objetivo de las apetencias y objetivos mezquinos y arbitrarios de muchas de las grandes potencias mundiales, que en su infinito afán de vivir mejor, así sea en desmedro de la vida de otros seres tan humanos como ellos (pero de otras latitudes), hace tiempo están desarrollando estrategias y acciones conducentes a la apropiación de este imprescindible elemento.
De sus intenciones nos debe caber el miedo y ejercitar en consecuencia los mecanismos de defensa y protección de algo tan fundamental como la preservación de la vida. Su inescrupolisidad y salvajismo da más que acabada cuenta la ocupación de Irak y el holocausto de sus habitantes por el dominio del petróleo.
La República Argentina comparte con Brasil, Paraguay y Uruguay una de las tres reservas más grandes del mundo de agua subterránea, me estoy refiriendo al acuífero Guaraní, (reservorio subterráneo de agua dulce). El Guaraní tiene una superficie estimada de 1.194.000 km2., de la cual casi el 20% nos corresponde. Digo estimada, porque se ignora todavía, cual es el extremo oeste de la reserva en nuestro país. Algunas apreciaciones lo ubican superando la occidentalidad de la laguna Mar Chiquita (Córdoba) y hacia el sur llegando hasta los lagos cordilleranos.
Esta fabulosa riqueza natural está, como no podía ser de otra forma en la mira de europeos y norteamericanos fundamentalmente. Organismos internacionales han determinado que el agua puede ser un elemento regido por la OMC (Organización Mundial de Comercio) y no un elemental derecho humano, nuestro acuífero Guaraní, es probable se haya convertido ya en un objetivo mucho más apetecido que el petróleo de Irak. Esto puede sonar a tremendismo, pero la realidad ha probado hasta el hartazgo, su posibilidad.
Desde fines de 2001, el Banco Mundial, por intermedio del GEF (Mecanismo de Crédito Ambiental Global), financia lo atinente a trabajos relacionadas a lograr el desarrollo sustentable del Guaraní. Los gobiernos de los países que lo comparten pusieron en manos extra nacionales el estudio de tan preciado recurso. En buen romance, hemos puesto al zorro a cuidar nuestras gallinas. Programas de la ONU participan del proyecto que en el muy cercano 2006 deben finalizar los estudios.
Sin una ley protectora no hay defensa posible, estamos como en muchos otros temas de trascendental importancia, irresponsablemente inermes.
En un documento preparado por un influyente grupo del Partido Republicano en el año 2000, se plantearon los principales elementos geo-estratégicos que eran importantes para la seguridad nacional de EE.UU en el nuevo siglo. Uno era garantizar que los países del hemisferio no sean hostiles a nuestras preocupaciones de seguridad nacional. La de ellos obviamente.
Como parte del mencionado documento, hay otro punto de los ex asesores de Reagan y Bush padre, que explica por qué es prioritario que los países que contienen al Guaraní, promulguen legislaciones que lo protejan como patrimonio de esas naciones. El escrito decía además, que EE.UU debía asegurarse que los recursos naturales del hemisferio estén disponibles para responder a nuestras prioridades nacionales. Intención más clara que el agua del Guaraní.
Recientemente, Donald Rumsfeld, jefe del Pentágono, que no se dedica precisamente a la caridad, de visita en nuestra vecina Paraguay, declaró que el verdadero interés de Washington no es el acuífero, sino la concentración de actividades terroristas en la zona de la llamada Triple Frontera. Otra afrenta por si hacía falta, creernos y tratarnos como a idiotas, pero admitámoslo con tristeza y sinceridad, estamos desinformados y tal vez con una permisividad de la cual serán víctimas nuestros descendientes. No dejemos de hacer ahora, lo que mañana puede ser irremediablemente tarde.-
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